martes, 12 de junio de 2012

reflexiones de papel.

Me tumbé sobre la cama. Era julio, notaba el calor en el ambiente, no podía pensar con claridad. Había sido un día largo y tras 20 horas en pie, solo conseguía pensar en ella. Ella era la causante de mis alegrías y tristezas, de mis dolores de cabeza, y no me importaba en absoluto, pero ahora estaba perdido, ya nadie me buscaba en un mundo donde nadie importa, donde hundir a una persona en la tristeza es símbolo de que le importas, un sitio donde pedimos dinero para comprar cosas que no nos hacen falta, una sociedad materialista, carente de moralidad, donde todo son estereotipos, falsas sonrisas y lágrimas de cocodrilo. Ya no me apetecía confiar en nadie, simplemente quería descansar, pues había pasado de tenerlo todo, a darme cuenta de que todo lo que tenía era un espejismo y una falsedad, donde a todos les caes bien, pero no notan la ausencia. Vivimos por y para el materialismo, porque hay mucha gente y pocas personas. No critico a la sociedad por ello, entiendo que hayáis caído en eso que llaman felicidad, pero la felicidad no existe, es el espacio que hay entre desgracia y desgracia.

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